lunes, 23 de marzo de 2009

Humano




Abrís los ojos sin necesidad de escuchar el despertador, alerta, lúcido, preparado. En un segundo estás de pie, moviéndote con la precisión con la que manejás el bisturí. Siento tu brazo enérgico sacudirme por un hombro, ajeno al hecho de que me paso las noches insomne, cuando estás a mi lado.
Tus ojos oscuros, oblicuos y bellísimos, no se posan en los míos hasta que salimos a la calle e intento tomarte de la mano. Te sacudís, molesto, clavando en mí una mirada fría y dura como el ónix negro. Te golpeo con la cadera y el brillo severo de tus ojos me transmite una serie de advertencias.
Extraño tu sonrisa. Aquella que ni los cuatro metros de belleza del David fueron capaces de opacar. Y las que siguieron cuando te diste cuenta de que yo no era de Florencia, y me explicaste que, pese a tus rasgos orientales, también vivías en Buenos Aires.
Te pongo una mano en el hombro y te removés como si mi contacto te quemara ¿Por qué te molesta tanto que nos vean? ¿Porque somos hombres, o porque somos diferentes?
Desaparecés tras la puerta de la clínica moviéndote al ritmo de tu extraño metrónomo interior. Impecable, reluciente y exacto como una máquina. Perfecto. No te has dado vuelta para saludarme y sé que no lo harás. No volverás a pensar en mí hasta que decidas sentirte humano otra vez.
Esta noche. Si te olvidás de tu esposa. Tal vez.

1 comentario:

Claire dijo...

Aaaaaaawwwwww, qué belloooooo!!!!! Es cortito, si, pero tiene tu estilo Cyb. Me encantó. Ambos hombres deben ser hermosos XD con el detalle del David lo dijiste todo; pero, que se amen solo cuando se encuentran a escondidas, es triste . Tb ver la admiración que tiene uno por el otro a pesar de que sea tan frío cuando van por la calle, y, así y todo, deseando volver a verlo... ¡Quiero más entradas!
Desde aquí Claire, esperando por más XDDD
Besos!